Burning Man: El Festival Donde la Realidad Se Quema y Nacen Sueños
Imagina un lugar donde no existen las reglas de la sociedad convencional, donde la creatividad no tiene límites y la única moneda de cambio es el don. Bienvenido a Burning Man , un festival único en el corazón del desierto.
El primer Burning Man fue un festival bastante sencillo. Un par de amigos se reunieron en una playa de San Francisco para quemar una figura humana que habían construido. Decidieron hacerlo para mantener viva una tradición practicada por la escultora Mary Grauberger. Cuando esta dejó de hacerlo, Larry Harvey y Jerry James decidieron heredar su legado.
Como sucede en esta clase de ceremonias, un hippie con una guitarra apareció de la nada para cantar una canción sobre el fuego y una mujer se acercó a la estatua de madera para estrecharle la mano.
De esos humildes comienzos llegamos al día de hoy.
Se volvió costumbre que 80.000 personas viajen de todos los rincones de los Estados Unidos y del mundo para quemar a un hombre de madera en el medio del desierto de Nevada.
Para empezar, la quema de la figura humana fue lo que comenzó todo (explicado por los creadores como un acto radical de expresión personal) pero actualmente el festival involucra mucho más que eso. Los principios de la masiva ceremonia describen los criterios para crear una comunidad artística, en la cual la colaboración entre los miembros produzca experiencias trascendentales, tanto a nivel externo (obras de arte) como interno (revelaciones psicológicas, psicodélicas o de cualquier otro tipo). Ya pueden ir entendiendo por qué este es el festival hippie por excelencia.
En nuestra sociedad actual, todo termina siendo convertido en un producto, esa es la naturaleza del sistema en el que vivimos, por eso resulta refrescante que existan lugares en los que se experimente la realidad en otros términos.
Construyen una ciudad temporal (compuesta por cientos de campamentos temáticos que rodean el sitio que ocupa la icónica efigie) en dónde puedan dedicar su tiempo a construir carrozas de carnaval para desfilar durante las fiestas, administrar bares, clubes de comedia y discotecas temporales, en los cuales no se acepta dinero, sino “regalos”; es decir que el alcohol te sale “gratis”, pero quizás tengas que cantar una canción o recitar un poema. Por supuesto, el combustible de todo esta bacanal son las drogas psicodélicas.
Por lo general, estas drogas se consumen en ceremonias colectivas, ya que uno de sus efectos consiste en manifestar un sentimiento de unidad. Lo que se conoce como “la muerte del ego” es una experiencia muy común para las personas que han experimentado con LSD, psilocibina, ayahuasca, entre otros. Esto hace que la consciencia se expanda. De alguna manera, percibes a los demás seres que te rodean como parte de ti mismo, o a ti mismo y a todos ellos como parte de algún sistema milagroso.
Las carrozas festivas y las instalaciones artísticas son los elementos más icónicos del festival. Lo mejor de todo es que estos fenómenos no son planeados por ninguna administración central, por eso no hay ningún horario establecido ni una lista de actividades diarias. Las personas que asisten a Burning Man (quienes se han apodado “burners”) se encargan de organizar sus propias fiestas, presentaciones musicales, ceremonias psicodélicas o proyectos artísticos. La armonía de estas iniciativas colectivas totalmente libres es lo que convierte a la celebración desértica en un evento cultural tan fascinante.
El arte en Burning Man no es solo para ser visto; es para ser vivido.
En todo el desierto, encontrarás enormes instalaciones artísticas, muchas de las cuales son interactivas. Estas piezas, que van desde estructuras arquitectónicas impresionantes hasta esculturas surrealistas, están diseñadas para ser exploradas, trepadas, y en muchos casos, quemadas al final del festival.
Los campamentos temáticos ofrecen una variedad infinita de actividades, desde clases de yoga hasta talleres de carpintería, fiestas y actuaciones espontáneas. Todo esto sucede en un entorno de autosuficiencia, donde cada persona es responsable de sus propias necesidades y de mantener limpio el desierto.
Burning Man es mucho más que una simple fiesta en el desierto; es una celebración de la libertad, la comunidad y la creatividad humana. Es un espacio donde las reglas de la sociedad se disuelven y donde las personas pueden explorar quiénes son realmente, sin juicios ni limitaciones. Es un recordatorio de que, a veces, necesitamos alejarnos de la vida cotidiana para descubrir lo que realmente importa.
En SinFuste.com , nos encanta explorar eventos y experiencias que desafiaban las normas y nos muestran nuevas formas de ver el mundo. Burning Man es, sin duda, uno de esos eventos que redefinen lo que significa se humano.
Buena mandanga, ya sabes…